Sí, pero se necesita una educación que forme ciudadanos con conciencia crítica, insumisos por naturaleza, que cuestionen todos los aspectos del mundo y nunca dejen de hacerse preguntas, sobre todo, preguntas al poder. Porque del contraste de pareceres surgen mejores conclusiones y personas convencidas por sí mismas de su propio bagaje intelectual.
La educación debe ser suficiente como para que el ciudadano pueda escapar de la perversa manipulación publicitaria y de las campañas mediáticas que tratan de convencernos de que sus consignas son verdades inapelables.
De ciudadanos educados así, críticos y alertas, surgirían representantes políticos críticos y alertas… y entonces, podría ser que la democracia fuese realmente el gobierno de los ciudadanos.