Disculpe, señora… llevo un rato observándola desde la terraza de la cafetería… y, no sé. Yo es que la veo pasar todos los días y le confieso que me gusta verla pero es que hoy, discúlpeme… hoy me parece que está usted un poco más triste…
…y llevo un rato buscando una excusa para acercarme a usted y hablarle, pero cualquier cosa que se me ocurre me parece una tontería…
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¡Braulio, cariño, siéntate ya y déjate de jueguecitos, que te están mirando!
En Cádiz tenía que ser!