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Un reloj de sol en el jardín

Utilicé un trozo de teja romana. La encontré en un antiguo alfar romano datado en el siglo I de Nuestra Era, aún sin excavar, en la zona de los Polvorines de Fadricas.

Primero conviene trazar la horizontal, y eso se puede hacer con un nivel de burbuja y una regla. Elegido el punto O, donde se insertará el gnomon, se traza la vertical dejando caer una plomada… la vertical será la dirección de la sombra cuando el sol alcance la meridiana del lugar.

Trazada la T, se procede a marcar los trazos horarios… que como el sol hace una circunferencia de 360º en 24 horas, cada hora recorre exactamente 15º. Eso se puede hacer con un goniómetro o transportador de ángulos… a partir de las XII, simétricamente porque será un reloj meridional, es decir, enfrentado exactamente al sur. ¡Facil! Luego se labran los trazos con un punzón para horadar un poco cada hora.

El gnomon es un alambre duro doblado exactamente con un ángulo que coincide con la co-latitud del lugar (90º – 36º = 54º) De esa forma hacemos como que el sol gire en torno al gnomon. Aquí hemos despreciado los minutos porque no somos capaces de ajustar tanta precisión (¡que le vamos a hacer!)

El intríngulis es colocar el reloj enfrentado exactamente al sur… y para ello recurrimos a la web del Real Observatorio Astronómico de la Armada (http://www.roa.es/ > Efemérides > Sol) para conocer –dada una latitud y una fecha– a qué hora exacta pasará él sol por el meridiano del lugar, es decir, por el punto más alto del día. El 19 de abril, pasó a las 14 horas y 24 minutos… a esa hora la sombra del gnomon debe señalar la vertical, es decir, la hora XII. Así que orientamos el reloj de sol hasta que la sombra es vertical y marcamos la situación que siempre debe tener.

Listo… la pena es que mi vecino, Conrado, no va a poder ver la sombra.


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