Y las tímidas políticas sociales que quisiera la izquierda política no casan con la libertad absoluta de mercado que nos imponen; no casa nada bien con un Estado que, para el gusto neoliberal, debe ser pequeño, muy pequeño, y dejar que las puras leyes del mercado equilibren las cosas… a favor de los más poderosos, por supuesto. Porque para eso ha vencido planetariamente un capitalismo desalmado. Aquí el ciudadano vale poco, el balance económico de los grandes bancos y emporios mandan sobre cualquier otra consideración… preguntemos a los cinco millones de parados españoles.
Saldremos poco a poco de la crisis porque dirán que el PIB es positivo. Pero eso no significará que la riqueza se reparta con justicia, ¡ni mucho menos! Creceremos dentro de la ortodoxia, pero lo haremos con cuatro o cinco millones de parados porque este sistema que acumula riquezas en pocas manos NO NOS NECESITA para funcionar y crecer, y, lo que es peor, tiene la sensibilidad de un tiburón para los que sobramos.
¿Quién votaría al PSOE ante este panorama? La izquierda no creo, porque ha traicionado sus levísimos asomos. La derecha ya tiene su partido. Las personas sin trabajo dificilmente le votarán… es fácil, es mucho fácil y humano, dejarse llevar por el malestar y lanzar un voto de castigo. De esto, de encauzar el malestar y la malaleche, ya se encarga estupendamente la caverna mediática; ya se encarga de señalar a un culpable propicio: Zapatero.
Y aquí la pescadilla se muerde la cola en una pirueta antológica. Los poderes económicos —que manejan el dinero con absoluta libertad e indecencia porque los políticos neoliberales quitaron todas las trabas al movimiento de capitales— son los que han provocado la crisis del sistema financiero que, a la postre, está aniquilando el Estado del Bienestar que recibían los ciudadanos menos favorecidos. Estos poderes son dueños de la opinión mediática; es decir, son los putos amos de periódicos, revistas, radios y televisiones, que funcionan simple y llanamente como correas de transmisión de sus intereses, creando una opinión propicia a golpe de timón. Ni más ni menos. Que nadie se engañe. Y estos poderes mediáticos (acólitos de los causantes de la crisis) son los que ahora y aquí, en España, señalan al presidente Zapatero como responsable de la crisis y de los desastres de la crisis… y da igual la culpa real que merezca. Da igual. Lo importante es colocar democráticamente en la Moncloa a un peón más sincrónico con la sensibilidad del tiburón: Rajoy. ¡La que se avecina va a ser inolvidable!
Pero a estos putos amos, los que dictan nuestra opinión, no los elige nadie, simplemente nos gobiernan como a borreguitos en una dictadura planetaria.