En Venecia, en la escalinata de la estación del tren, la chica de la camisa blanca habla por teléfono mientras sube los escalones con agilidad.
Es bellísima… pero la premura y el furtivismo de la foto impiden el encuadre correcto.
Y pasó ese instante en un instante. Y ahora sólo queda el recuerdo lejano.
Sí… era bellísima, pero ¿cómo era su rostro? ¿Quién es? ¿Quién la amará? ¿A quien amará?
¿Donde estará…?