…a cuatro pasos de Ponte Vecquio, en la renacentista Florencia, nos asombra un ventanuco. Ni siquiera es antiguo, ni tiene postigos de viejas maderas ajadas al sol, o al viento.
A veces el momento nos elige. A veces una imagen sobresale en mitad de un mundo hosco, agrio, injusto, infame e infamante… pero bello.