Decía el Papa Ratzinger desde los Alpes Dolomitas que «ante este espectáculo de prados, bosques y montañas que se elevan al cielo, surge espontáneo el deseo de agradecer a Dios por todas las maravillas que ha realizado, y mostrar admiración por estas bellezas naturales que se transforman fácilmente en oración»
Usa el Papa la admiración y grandiosidad del universo y nuestra propia pequeñez para buscar a Dios… pero el hombre la fastidia cuando nos amenaza de nuevo con la realidad del infierno. ¡Que sí, que sí, que existe y es tan real como mi última meada! Así que ojo, y a obedecer al episcopado, porque de otra manera nos vamos derechitos al infierno para toda la eternidad.
Pues me importa porque las religiones monoteístas no permanecen en sus templos y son machaconamente proselitistas y tratan de inmiscuirse en mi vida, influir en las leyes de mi país para que su moral irracional quede por encima de la ley y la moral ciudadana, y porque complica peligrosamente las relaciones entre naciones… y lo emponzoñan todo con su mensaje de intolerancia que es común a todas ellas. Intolerancia que es inherente a su condición de religión revelada por su Dios y, por tanto, única y verdadera. ¡Dios no puede estar equivocado, y, por tanto, los demás, es decir, los infieles están en el error!
Ratzinger nos invitaba a buscar a Dios en las montañas nevadas de los Alpes… servidor os invita a buscarlo aquí, en la praxis de estas religiones monoteístas aparentemente bondadosas y civilizadoras:
…y tampoco iría mal buscar a Dios en las imágenes del post anterior…
¡Y una muñeca Chochona para el que lo encuentre!