Hoy se han encrespado un poco los ánimos. Normalmente, durante el desayuno la gente del Barça se mete cordialmente con la del Madrid, y viceversa… y como son gente ocurrente y chispeante, las peleas dialécticas son muy graciosas. Malsonantes también, pero graciosas.
Por cierto, últimamente —por razones obvias— hemos sabido que tenemos entre nosotros uno del Atlético (aleti) de Madrid, que hasta el momento se había mantenido en un discreto silencio. Pues andaba exultante el sufridor rojiblanco, que es un hombre de barba cerrada, de los que deben afeitarse dos veces al día si quiere aparecer más o menos aseado… (que no siempre lo quiere)
— ¡Cataluña y el País Vasco, el País Vasco y Cataluña son dos cánceres en el cuerpo de la nación! El fascismo, remedio de España, viene a exterminarlos, cortando en carne viva y sana como un frío bisturí. La carne sana es la tierra; la enferma, su gente. ¡El fascismo y el ejército arrancarán a la gente para restaurar en la tierra el sagrado reino nacional…!
Cuando don Miguel de Unamuno retoma la palabra para contestar al necrófilo general (Viva la muerte), empieza diciendo:
— A veces callar significa mentir; porque el silencio puede interpretarse como aquiescencia (…) El general Millán Astray no es uno de los espíritus selectos (…) el general Millán Astray quisiera crear una España nueva, creación negativa sin duda, según su propia imagen, y por ello desearía ver una España mutilada…
Entonces fue cuando el manco y tuerto general gritó “¡Muera la inteligencia!”
¡Casualidades de la vida! (Y miedo da saberlo) Precisamente cuando he terminado este post, leo el rifi rafe entre don Miguel de Unamuno y Millán Astray en la Universidad de Salamanca, el 12 de octubre de 1936 (Una historia de la Guerra Civil que no va a gustar a nadie. Juan Eslava Galán) Transcribo algunos párrafos…
…pareciera que los que hablan en voz muy alta durante los desayunos se podrían parecer remotamente al general necrófilo, pero servidor, ni por asomo, se parece a Unamuno. ¡Ya me gustaría, ya!