Inicio > Ceuta > El instituto > Profesores, historias y recuerdos > Don Antonio Aróstegui
Don Antonio Aróstegui en el recuerdo de Milan

«Inevitablemente algunos viejos profesores de aquel Instituto de Enseñanza Media de Ceuta de los años 60 nos dejaron un recuerdo imborrable… don Antonio Aróstegui, el profe de filosofía, me sacó un día al estrado para preguntarme por Platón:
— Platón era un tipo muy interesante — le dije —, hizo poner en la puerta de su academia una frase que decía… —
No recuerdo la frase que Platón hizo grabar en el frontispicio de la Academia de Atenas… pero recuerdo que ante tal comienzo, don Antonio me miró por encima de las gafas de concha, se quitó de la boca la pipa que siempre fumaba con deleite y prestó atención para ver que decía tal mequetrefe. Salí bien parado del trance… Aróstegui me hizo sentir estoico, socrático, platónico, aristotélico, hedonista y todo lo demás conforme nos lo iba enseñando. Sí, hizo falta tener a don Antonio Aróstegui para entender muchas cosas…»
Don ANTONIO ARÓSTEGUI MEJÍAS
Profesor español de filosofía, nacido en Ogíjares (Granada) el 23 de septiembre de 1922. Estudió la enseñanza media en el Instituto «Padre Suárez» de Granada, y la carrera de Filosofía y Letras en las Universidades de Granada y Madrid, obteniendo la licenciatura en 1945. El 24 de enero de 1959 se incorpora, como Catedrático de Filosofía, al Cuerpo de Catedráticos Numerarios de Institutos Nacionales de Enseñanza Media de España, desempeñando su cometido como funcionario en Ceuta (es miembro numerario del Instituto de Estudios Ceutíes) y más tarde en Madrid, en el Instituto «San Juan Bautista». Doctor en Filosofía en 1965, por la Universidad de Madrid, con una tesis sobre El concepto de filosofía en San Agustín (301 folios, T-9783).
Don Antonio falleció en Ceuta en enero de 2009…
< AQUÍ una semblanza de su vida y obra >
En el año 2007 recibí una llamada telefónica de don Antonio Aróstegui. Me dijo que acababa de leer Crónicas de Villajovita, que se lo había regalado don Cecilio Alonso y que había disfrutado mucho con su lectura. Tanto, que llamó a Cecilio, su viejo compañero, para pedirle mi número de teléfono… y decírmelo personalmente. Después de 40 años volvimos a hablar. Yo no creo que se acordara de mi, pero ese libro le conmovió y me dijo cosas muy emocionantes sobre las Crónicas de Villajovita… Fue un placer volver a escuchar al viejo profesor de filosofía. Y un orgullo que me dedicara su tiempo.
< Volver a Profesores, historias y recuerdos del instituto >