El joven doctorando de pelo lago y rizado está a punto de quedar en paro, como cientos de jóvenes investigadores… son ciudadanos españoles que acumulan un potencial científico e intelectual inmenso. Escucharles hablar de lo que hacen es quedar asombrado mientras uno discurre: ¡¿Cómo es posible que gente así no pueda desarrollar lo que sabe?! ¡Ya quisieran numerosos países tener la décima parte de jóvenes con esa preparación, con esa lucidez, con esa potencialidad para desarrollar y enriquecer su país en mil facetas!
Luego me cuenta con entusiasmo que en el mundo ocurren cosas fascinantes… (¿Qué será fascinante para el joven doctorando?, pienso) por ejemplo, los botánicos californianos le comentaron que las adelfas crecen muy bien en California porque los nutrientes del suelo y el clima son muy similares a los mediterráneos. ¡Pero no se reproducen! O sea, tú plantas una adelfa y va estupendamente, pero no salen adelfitas nuevas. Y todo eso hay que estudiarlo… dice.
¡Hay que estudiar por qué no nacen adelfas nuevas en California! ¡Madre mía! No podemos perder a esta gente. Y el que no lo entienda debe reflexionar…
…por ellos también voy a la plaza todos los domingos, con los indignados del 15M. Por ellos, también hay que cambiar el mundo. Se lo merecen. No sé cómo se cambia el mundo… pero no podemos permanecer más tiempo en el sillón esperando que los poderosos renuncien a su poder y lo hagan. Hay que tomar la calle y las plazas, y luego ya veremos…